viernes, 6 de enero de 2017

lo que voy a relatar ahora es el recuerdo compartido con un hermano mellizo gemelo de alma, que el camino hizo entender que la amistad y el amor poseen distintas aristas, una de las cuales, y primordial para mi forma de ser, es la melancolía hecha acción. En explicar tal desacierto debo relatar en medio del relato un momento en que tras ir caminando por pionono despues de un par de cervezas y tal vez haber fumado, ah, y deshacernde un "amigo" muy destroy y jote, caminabamos sin rumbo fijo, o quizas sí, ibamos a una tocata de la floripondio. En ese caminar en la vereda y recostado se encontraba un mendigo, que sin recordar bien porque sintonizó el vicho con él (cosas de músicos del alma) el mendigo saco un violín y comenzo a interpretar una melodía, con tal fuerza en unificar todo su ser en la melodía que hasta el día de hoy me resulta ser la imagen del sufrimiento y la congoja humana. bueno, el relato intermediario apunta a clarificar la profunda relación que sostengo con el vicho, con quien el otro día compartimos un momento de disociación y sombra, una más oscura que otra, de compañerismo en algo que va en abandono lo cual es el deseo de autodestruirse con drogas y alcohol. aqui está el miedo plasmado a reconsiderar ciertos elementos que sinceramente me provocan un temor puro. respetaré ese instante de decir que no, que en otro momento, que si vale el esfuerzo el aguantarse un tiempo las palabra entonces tiene virtud la relació en sí

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