en la quinta encontré mi niño y abrace sus miedos
en el desespero me cante de fuego mis alegrías
los secretos se hicieron sudor para nunca más volver
mi hogar se convirtió en nómade
el zumbido de las alas rompiendo fronteras del viento con el fuego
alimentando, destruyendo
siendo el feroz ímpetu de sanar de una vez
me dijo:
¿que la montaña nada te ha enseñado?
besa la tierra y pide permiso
saluda al cielo y sonríe a la muerte
pues solo así verás que nuevamente, lo haz logrado
-estás aquí, allá, en todos lados, mas recién, vengo a encontrarte-
domingo, 12 de mayo de 2013
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