sábado, 29 de noviembre de 2008

Requiero detenerme un segundo e intentar dejar pasar el tiempo que acelera mis pasos.
ya está, llegare tarde. sagradas vidas que aclaman ceremonias donde no se perdona el aplazo de asistencia. De tanto en tanto no es tan importante andar solo, no es tan doloroso el soplo a mis vicios ni ver que ciertos eran los prejucios.
A veces recorro las calles buscando paredes olvidadas para plasmar en ellos una mirada ajena que transmita trascendencia, pero la miseria y sus carencias invaden esa estancia, decaen entonces aquellas ideas burdas.
Ni me rindo o insisto, tiempo habrá ya para meditar sobre miradas fugazes distractoras en viajes indeseados. La meta ya está, solo falta fortuna y humildad para no quedar con el alma detrás.
Luego prosigue la farsa, navego sin tripulacion fiel que acompañe. Mis amigos son naufragos como yo. Quiza necesite de un cariño, si, pero me basta con el sencillo amor del aire por dar vida para ver que la muerte inspira la sequedad de mi rostro, por no llorar, por ser asi, grasiento y animado. Traumado por un ruido que baja su frecuencia al punto de no querer escuchar como me apuran, para no dejar pasar un sólo segundo en que sea burdo el trabajo.
En este contexto, la soledad es un pretexto para un amor que no llegará en tanto aprenda a reconocer
cuando vale la pena acelerar el paso, o quedarme.
la energia vital sabra que hacer de mi..

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